Las disparidades en la atención médica para las minorías en los EE. UU. se correlacionan con las disparidades raciales y étnicas.
Así, por ejemplo:
- La tasa de mortalidad de los bebés negros en su primer año de vida es el doble que la de los bebés blancos, y los bebés indios-americanos tienen un 1,5.
- Los nativos americanos y los hispanos tienen el doble de índice de diabetes en comparación con el resto de la población estadounidense.
- Los hispanos tenían el 20% de nuevos casos de tuberculosis hace veinte años.
- Las mujeres vietnamitas tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino que las mujeres blancas.
- Además de variaciones genéticas y los factores ambientales, se cree que la raza y el origen étnico juegan un papel crucial en estas disparidades.
Los principios básicos de la ética prohíben que la raza y el origen étnico desempeñen algún papel en la atención de la salud. No obstante existe el racismo en la profesión médica, explícito o inconsciente. Se debe actuar de inmediato con base en los principios éticos de la medicina. ¿Cuáles son estos principios?
Las personas merecen respeto
Las personas son agentes autónomos, y las personas con autonomía disminuida tienen derecho a protección. Este principio refleja que las personas deben ser tratadas como agentes autónomos, y que merecen protección las que no tengan esta capacidad.
Así, se refleja el respeto y la empatía hacia las personas. Se reconoce su autonomía y se protege a quienes no la posean por medios naturales. Debe existir este pacto de confianza mutua entre un médico y un paciente. La honestidad debe ser base en esta relación, ya que implica una serie de obligaciones y las nociones de la competencia técnica.
Un profesional médico debe cumplir con las expectativas de competencia técnica, de otra manera su acto no es auténtico. Los pacientes esperan que sus médicos sean expertos técnicos, y sepan aplicar sus conocimientos con base en su preocupación profesional.
Las minorías han citado como un problema la falta de una evaluación y manejo adecuados de las condiciones médicas. Hay disparidades entre los blancos y las minorías en muchas áreas de enfermedades. Los afroamericanos creen más firmemente que sus médicos no explicarán la investigación en su totalidad o que serán tratados como parte de un experimento. Los sesgos de algunos médicos están comprometiendo su competencia técnica.
El consentimiento informado
Sin importar que un tratamiento médico sea experimental o no, los pacientes tienen derecho a recibir información sobre las ventajas y desventajas de su tratamiento, además de los tratamientos alternativos disponibles.
Se ha descubierto que las minorías no pueden dar su consentimiento informado en muchos casos porque no conocen todas sus opciones para manejar sus enfermedades. Hay varios profesionales médicos que violan este consentimiento informado.
Como resultado de las injusticias pasadas y presentes, tanto fácticas como percibidas, los procedimientos de consentimiento informado a menudo se han interpretado como exenciones de responsabilidad para los investigadores. Como posible protección frente a posibles demandas y un obstáculo más para los pacientes.
Las personas nunca deben ser tratadas simplemente como medios para un fin cuando se trata del principio de respeto por las personas. El cuidador no debe usar al paciente como un medio más, ni como un fin. Debe proporcionar toda la información relevante sobre los riesgos y beneficios, informar sobre las opciones de tratamiento disponibles, dar un tratamiento «estándar» o ver las posibilidades.
Los pacientes de minorías sufren innecesariamente debido a los prejuicios de los profesionales médicos. Este prejuicio viola claramente el respeto a las personas. Ningún paciente tendría que soportar el dolor, el sufrimiento e incluso la muerte cuando su dificultad podría aliviarse. No debe sobrepasarse esta autonomía.
Beneficencia y no maleficencia
El médico está obligado a prevenir, minimizar y eliminar el daño y el riesgo para los demás y mejorar su bienestar.
Además se prohíbe dañar, herir o matar a otros. La “máxima primum non nocere” («lo primero es no hacer daño») se ha asociado con este principio en la ética médica. Si una persona sufre un dolor que se puede manejar y aliviar, no se está actuando en su mejor interés, y no se está previniendo su daño. Los médicos deben actuar en el mejor interés del paciente, aún por encima del suyo propio.
No obstante, se sabe que factores como la raza, el sexo y otros los factores sociodemográficos pueden afectar el curso de la enfermedad, la respuesta al tratamiento, los efectos tóxicos y el comportamiento relacionado con la salud. Los investigadores médicos tienden a evitar reclutar minorías debido a su creencia de que el cumplimiento deficiente es común entre estos grupos.
De esta manera, el número de personas negras que viven con SIDA ha superado a los blancos en términos absolutos desde 1996. La epidemia del SIDA ha afectado de manera desproporcionada a negros e hispanos debido a su falta de participación en ensayos clínicos. Esto da como resultado que las minorías sufran tasas de mortalidad más altas que los blancos que padecen enfermedades similares.
Derecho ético a los pacientes
Los pacientes deben ser tratados de una manera que maximice el beneficio y minimice el daño. Las enfermedades graves, como cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares, afectan más a las minorías de manera desproporcionada. Sin mencionar la abismal diferencia entre el trato a distintos estratos socioeconómicos.
Estas estadísticas, prejuicios y estereotipos en las profesiones médicas prueban que los pacientes pertenecientes a minorías están expuestos a riesgos innecesarios, que incluyen lesiones y muerte, como resultado de las disparidades en la atención médica.
Para brindar una buena atención a los pacientes, los médicos necesitan recordar su responsabilidad moral. El médico tiene una responsabilidad ética si el prejuicio o la parcialidad le impiden ejercer la razón o el libre albedrío. Si se da el caso, el médico tendría que superar el impedimento o trasladar al paciente a un médico que siga los preceptos básicos de la medicina y busque el bien del paciente.
Justicia
Como resultado de este principio, cada individuo tiene derecho a ser tratado de manera justa, equitativa y por derecho propio. Hay dos aplicaciones de este principio.
La asignación de recursos de manera inequitativa también es contraria al principio de justicia. En las poblaciones minoritarias, es menos probable que se ofrezcan medicamentos cardíacos apropiados y cirugía de derivación coronaria que en las poblaciones privilegiadas. Las mejores pruebas de diagnóstico y tratamientos, así como las diálisis renales y los trasplantes de riñón. También es menos probable que los tratamientos más sofisticados contra el VIH estén disponibles para ellos.
Es tradición creer que todos los hombres y mujeres son iguales. Mientras lo creamos de verdad, todos los hombres y mujeres deben ser tratados por igual, independientemente de su raza, etnia, color, orientación sexual o identidad. Cuando los blancos reciben estos tratamientos como atención estándar, es injusto negar tal tratamiento a las minorías.
Los médicos e investigadores son éticamente responsables de usar y distribuir los recursos de manera justa. No hacerlo es moral y éticamente incorrecto. Los compromisos con la ética básica de la medicina destruyen a los pacientes minoritarios y a toda la sociedad por igual.
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